El 19 de agosto del 2016 a las 22:50, cuando volvía de la facultad a su casa en Lanús este, Nicolás fue abordado por dos motochorros: el “Javi” y el “Chaparrón”.
El “Javi” y el “Chaparrón” son dos muchachos de Monte Chingolo, que paraban con su banda en la Plaza San Carlos, a una cuadra de la Comisaría 6ta de Lanús. Eran la bandita de “Villa La Fe” o del “Javi”. Se dedicaban a delinquir. Robaban motos, plata y celulares. Siempre a punta de pistola.
Unos días antes del 19 de agosto, “Javi”, el “Chaparrón” y otros dos motochorros trataron de robar un auto. Se tirotearon. “Javi”, sin querer o queriendo, le habría pegado un tiro a uno de los ladrones de la otra moto. Y se fue. Lo dejó tirado y se fue. Así cuentan que era “Javi”. Poco le importaban otras vidas, solo la suya.
A las 22:50 del 19 de agosto Nicolás estaba por llegar a su casa. “Javi” y “Chaparrón” lo asaltaron, le sacaron su iPhone 5 y le pegaron un tiro en la cabeza.
Una hora más tarde, en su casa, conocí a Claudia su mamá. A los dos hermanos de Nicolás, a la pareja de Claudia y a su papá.
Recuerdo estar sentado en un cantero enfrente de la puerta de la casa de Nicolás hablando con Claudia. Ella lloraba, pero siempre con entereza. Siempre. Parecía que en el momento más duro de su vida no debía darse permiso para perder la calma.
Y con esa calma y entereza Claudia buscó a los asesinos de su hijo. Nosotros, desde ya, la acompañamos en todo. Hicimos lo que pudimos e incluso un poco más. Ni aún en su inmenso dolor Claudia quería venganza. Era justicia lo que buscábamos. Que los que delinquieron fueran presos, aunque eso no fuera retribución equiparable para la pérdida de un hijo. Porque nada lo es.
Dimos con la banda. Con “Javi” y con el “Chaparrón”. Ambos fueron aprehendidos.
Al “Chaparrón”, por ser mayor, lo va a juzgar la Justicia de mayores. Pero el “Javi” era menor, en el momento de la aprehensión.
Hoy, a dos años de la tragedia, “Javi” tuvo su sentencia.
Fue absuelto por el cargo de homicidio y también fue absuelto por el cargo de robo. Solamente se lo condenó a 5 años por el cargo de asociación ilícita. Un desenlace inexplicable.
Hoy Claudia salió de tribunales con la noticia de la absolución, y nuevamente lloró. Como aquel 19 de agosto, Claudia estaba entera, pero desolada. Su búsqueda de justicia tiene que empezar de nuevo. La nuestra también.