La convivencia social no resulta siempre una tarea sencilla. Yo me he dedicado mucho a hablar de los casos extremos de dificultad para dicha convivencia, que están representados en el delito y los comportamientos violentos y antisociales. Lógicamente estos son los que concentran la mayor parte de nuestra atención y esfuerzos porque ponen en peligro la integridad física y emocional de los ciudadanos.
No obstante, la gestión de la seguridad implica asegurar la coexistencia pacífica entre vecinos en todas las dimensiones posibles, razón por la cual desde la Dirección de Relaciones Judiciales, Acceso a la Justicia y DD.HH. –una Unidad Operativa dependiente de la Secretaría de Seguridad y Movilidad Sustentable que está a mi cargo- promovemos las mediaciones vecinales como forma de dirimir conflictos entre vecinos que pueden parecer cotidianos pero que complican mucho la vida diaria.
Supongamos que uno tiene conflictos con el administrador de su edificio porque no hace las reparaciones necesarias, o con un vecino que deja residuos contaminantes en la puerta, empobreciendo el espacio público y poniendo en riesgo la salud de los que pasan por la zona. Como estos hay miles de problemas entre ciudadanos que, a diferencia de otro tipo de perjuicios (como los laborales, por ejemplo), no se solucionan con contraprestaciones monetarias. Hay cosas que el dinero no puede pagar. Si un vecino te rompe la medianera posiblemente no te conformes con el dinero que equivale el arreglo, vas a querer que lo haga él.
Las mediaciones vecinales, conducidas por profesionales, son formas de dirimir este tipo de problemas sin recurrir a instancias de litigio judicial que se orientan a la resolución del conflicto y el mejoramiento de la convivencia entre vecinos.
Esta es una herramienta al alcance de todos los vecinos que quizás no sea tan conocida hasta ahora pero que ciertamente conviene promover para fortalecer nuestros lazos comunitarios. Cuanto más nos comuniquemos, más podamos ponernos los unos en el lugar de los otros y consensuar formas conjuntas de resolver los problemas, más consistente será nuestra unión social. Si bien esto no tiene que ver necesariamente con el delito, si tiene que ver con la seguridad. Porque confiar en nuestros vecinos es parte de lo que representa sentirnos seguros en nuestros barrios y todos debemos trabajar en mejorar nuestra confianza mutua por las vías del diálogo.