Villas y seguridad (parte V)

urbanización villa 20

Dos de las tres villas más populosas de la Ciudad de Buenos Aires están en el Sur. La 1-11-14 y la 21-24 son emblemáticas en una zona en la que se acumulan asentamientos.

Se trata de un tema sensible para la seguridad. Por eso, el “Operativo Unidad-Cinturón Sur”, creado por decreto en el 2011, cambió las funciones de la Prefectura y la Gendarmería, pero también la lógica de distribución de las fuerzas de seguridad en el Sur de la Ciudad.

Hasta ese entonces, ni la Prefectura, ahora a cargo de la 21-24, ni la Gendarmería, a cargo de la 1-11-14, tenían funciones de seguridad en la zona.

En otras palabras, mientras Nilda Garré estuvo a cargo del Ministerio de Seguridad de la Nación, ni gendarmes ni prefectos entraban a las villas. Ese escenario cambió a partir de la gestión de Sergio Berni, secretario de Seguridad.

Los gendarmes y los prefectos empezaron a caminar dentro de las villas en binomios o trinomios y establecieron además algunos puestos perimetrales.

En una segunda etapa, se creó un cuerpo dentro de la Policía Federal capacitado como policía comunitaria especialista en villas. Ellos también se meten dentro de la villa. La caminan en trinomios.

La seguridad en las villas enfrenta tres problemas centrales. El primero, es la extensión y lo laberínticas que son.Nada fáciles de controlar, por cierto.

El segundo gran problema es el de los adictos menores ligados a la delincuencia. No le tienen miedo a la policía, según reconocen los especialistas, a la vez que los juzgados penales estiman que unos 4 mil menores que delinquen no pasan más de 24 horas detenidos.

Por último, y acaso sea lo más complejo, están las bandas narco. Las más grandes acopian y distribuyen marihuana en la 21-24. Las más importantes en materia de cocaína están en la 1-11-14.

En ese contexto, es cierto que el Operativo Cinturón Sur -con la policía de proximidad- mejoró las relaciones de vecindad dentro de la villa y bajó algo la delincuencia en los perímetros.

Sin embargo, en la 1-11-14 y en las 21-24 sigue mandando la droga. Tanto por las bandas como por los pibes que matan y se matan, la tragedia dice presente todos los días. Es momento de dar un paso más. 

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Villas y servicios públicos (parte IV)

villas opinion diego kravetz

¿Qué pasa en las villas con la luz, el agua, el gas, el teléfono, el cable, las cloacas¿Tienen o no tienen? ¿Pagan o no pagan? ¿Inciden las formas de acceso a los servicios públicos en la inflación de la especulación inmobiliaria de las villas?

Vamos por partes. Sabemos que en las villas hay mas de 40.000 viviendas. Estas viviendas tienen luz. ¿Cómo se abastecen? El sistema es así: como le dicen en la jerga, cada villa tiene “un tranfo” (un transformador) del cual sale el tendido que abastecen a cada una de las casas.

¿Edesur y Edenor le cobran a cada uno de los usuarios? No. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires paga el consumo total del “tranfo”. Por ello, la luz para cada uno de los habitantes de las villas es gratis.

¿Qué pasa con el agua? Acá el sistema es distinto: se realizan extensiones de caños ilegales o el Gobierno de la Ciudad provee directamente el agua potable. Por lo tanto, el agua también es gratis.

Con el gas el tema es simple, no hay tendido. Se usa garrafa. La garrafa la paga cada uno de los vecinos. sabemos que el gas envasado es el más caro del mercado.

El teléfono fijo existe en la villa, en pequeñas proporciones. No hay líneas nuevas, pero las de larga data se mantienen y las paga cada usuario.

Mayormente no hay red cloacal. Pasan camiones del Gobierno de la Ciudad que recogen la mierda. En algún momento habría que hacer la cuenta, es probable que el costo mensual del camioncito prorratiado en el tiempo, ya hubiese permitido instalar la red de cloacas más de una vez.

No tienen para comer pero tienen tele”. Seguro que esa frase la escuchamos más de una vez. Un famoso profesor sostenía que son “pobres pero semiotizados”. Efectivamente:  hay cable en las villas. Y los usuarios lo pagan. El sistema funciona así: las empresas prestatarias tienen una cuadrilla de grandotes. Al que no pagan, le cortan. Y al que se hace el vivo, le pegan.

En este caso, el método del privado es más efectivo que el del Estado. Porque cuando no hay Estado, el privado que gana es el más fuerte: los grandotes. Sin ordenamiento muchos padecen y unos pocos se benefician.

 
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Villas y saqueos (parte III)

saqueos opinión diego kravetz

En los últimos días la mayoría de nosotros vivimos atónitos los acuartelamientos policiales y los saqueos en distintas provincias argentinas. Sin diferenciar oficialismo de oposición, donde “paró” la policía hubo saqueos.

Desde un sector del oficialismo se esgrimió la teoría que los saqueadores eran enviados por la policía. Puede ser que sí. Puede que no. Lo cierto es que la relación entre sectores enormemente pobres con la posibilidad de que se los utilicen para delinquir existe.

Esos grandes bolsones de pobreza son caldo de cultivo para que los maneje la policía o el narcotráfico. O los dos.

En ambos casos no hay ley. Hay dominio a través de la fuerza. Esta ausencia de ley incluye a la policía que, como reconoce el gobierno nacional, puede mandar a pobres a delinquir.

De las villas de la Ciudad no salieron a saquear. La Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Metropolitana no pararon. ¿Podría haber pasado? Sin duda.

En las villas de la Ciudad el 42% de las mujeres son jefas de hogar. Según cuentan los curas villeros existe una relación estrecha entre muchas de estas mujeres y el narcotráfico. Esta relación es por protección. Los narcos las protegen, ellas ayudan en el tráfico. 

En las villas solo el 6% tiene trabajo formal. El 37% tiene trabajo informal. El 26% hacen changas.

De estas debilidades vive un sector de las fuerzas de seguridad. Y el narcotráfico.

El Gobierno se equivoca de cabo a rabo cuando piensa que contiene a este vasto sector social con planes y con gobernadores amigos. La “Liga de Gobernadores”, que puso al jefe de Gabinete, miró atónico cómo dejaron de ser la garantía de gobernabilidad en la Argentina.

¿Cómo se sale de esta encrucijada? Para empezar, y salir de la coyuntura, el miembro de la fuerza de seguridad que no entiende que está supeditada al poder político tiene que pasar inmediatamente a retiro. Si son muchos, habrá que pasarlos igual. ¿Por qué? Muy sencillo, son personas armadas y con uniforme que actúan por afuera de la ley.

¿Para adelante cómo se sale? Con más ley, mucha más ley, que quiere decir reglas claras e iguales para todos. Con mucha más educación. Y con muchos menos planes.

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Villas de la Ciudad de Buenos Aires (parte II)

villas opinion diego kravetz

163.000 personas viven en villas y asentamientos. Es casi el 6% de la población de la Ciudad. Ahora, ¿sabemos de dónde vienen? Usualmente se asocia a la gente de las villas con extranjeros. Es más, según una encuesta de 2700 casos realizada por la consultora Sígnica, para el 62,7% de los porteños, las villas de la Ciudad están pobladas de extranjeros.

¿Cuáles son los datos que despejen las creencias? La EAH 2010 de la Dirección General de Encuestas y Censos, organismo dependiente de la Ciudad, informa que el 48,4% de los habitantes de las villas son porteños. Sí, casi la mitad de la población nació y creció en la Ciudad de Buenos Aires, que no es ya un destino de llegada, como auguraba la idea de “aluvión zoológico”, sino una ciudad donde las condiciones de desigualdad están arraigadas y se heredan de generación en generación.

¿De dónde son los demás? 17,7% son de otras provincias, el 2% son de países no limítrofes y 31,9% proviene de países limítrofes. En otras palabras, una gran mayoría de porteños piensan que las villas están llenas de extranjeros, lo cual, como vimos, no es cierto. Pero nuestra imagen de la Ciudad sigue siendo la de la inocencia, como si las villas no fuesen resultado de ausencia de políticas y de intervenciones, como si sus habitantes proviniesen de un exterior invasivo; de este modo debemos leer los resultados de la encuesta de opinión realizada por la consultora Sígnica. En definitiva, lo que no nos gusta viene de afuera. Hay algo de eso, como intuimos en los velos de algunas noticias sobre narcotráfico. Pero no es sólo el exterior el territorio de riesgos.

Según la misma encuesta, el 75% de los porteños considera que la población de las villas creció. Esto es cierto, la población se multiplicó casi por 5 de 1980 a la fecha. Las imagen de la villa avanzando sobre la autopista Illia tiene mucho que ver con esta percepción; también la dispersión de las villas en 8 de las 15 comunas.

El problema habitacional es grave, y de larga data. Así lo creen el 85% de los porteños, que responsabilizan por igual a los gobiernos porteño y nacional. El 25,8% cree que el principal responsable es el Gobierno Nacional. El 19% cree que el responsable es el Gobierno de la Ciudad. Y el 51% cree que los dos. En las villas el problema habitacional es aún más grave. En las construcciones que se hacen sin norma de edificación sobre calles que el Código de Planeamiento no considera calles, habitan estas 163.000 personas dentro de 40.063 viviendas. Significa un promedio de 4,1 habitantes por viviendas.

¿Qué piensan los porteños que hay que hacer con las villas? El 49,3 cree que hay que urbanizarlas, el 41,2 cree que hay que erradicarlas. La sociedad está partida en relación al tema y esta partición responde, en parte, a perspectivas ideológicas. Urbanizar o erradicar hacen referencia a las ideas de inclusión o exclusión. A su vez, esa partición, simplificante, resulta más grave cuando se indaga el alcance y la idea de urbanización de villas. Pues allí, las buenas intensiones se topan con la materialidad de la toma de decisión y de intervención del territorio.

La propia idea de urbanización, de inclusión, se choca con el problema real del cómo. No sólo porque los mecanismos barajados van desde abrir calles y garantizar acceso a servicios y bienes educativos, sanitarios, culturales, al otorgamiento de títulos de propiedad; no sólo porque la estructura de gueto persiste tanto como los estigmas; si no también porque la dinámica de la pobreza y el progreso no tiene un número de habitantes fijos. La población en condiciones similares que está tras la General Paz está dispuesta a la migración si se trata de mejorar su condición de vida. Por eso, el problema habitacional más dramático convoca  tanto a los porteños como a la Provincia de Buenos Aires, en un esquema donde las viejas jurisdicciones no obstruyan las posibilidades reales de solución y donde las abstracciones que refieren al pobre-vícitima desconozcan las dinámicas de especulación territorial y económica  que también cobra forma dentro de estos núcleos habitacionales.

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Villas de la Ciudad de Buenos Aires (parte I)

villa fraga opinión diego kravetz

Este es el primero de una serie de artículos que voy a publicar relacionados con el tema villas de Buenos Aires.

Humildemente, trataremos de echar un poco de luz a un tema del que se habla mucho y se conoce poco. La idea de la “villa” es como un fantasma, a algunos los amedrenta y a otros los desvela. Como todo espectro, sus contornos son imprecisos, los culturales, los geográficos, los poblacionales, los económicos. Por ello, me gustaría ser riguroso con el tratamiento de los datos disponibles.

¿Cuántas son? ¿Cuánta gente vive? ¿De dónde  provienen? ¿Cómo viven? ¿Qué problemas tienen? ¿Qué pasa con las viviendas y los servicios? ¿Cuál es la percepción del resto de la sociedad sobre las villas y los villeros? ¿Cómo es la relación con los narcos? Estas y otras preguntas son las que abordaremos en los distintos artículos.

Pero empecemos por el principio, en la Ciudad de Buenos Aires hay 15 villas, 24 asentamientos y 2 núcleos habitacionales transitorios, NHT. Además de dos villas consideradas urbanizadas, el sector Bonorino y el sector Polideportivo de la villa 1-11-14.

La evolución poblacional es la siguiente: en 1980 había 34.000 personas, en 1991 pasó 52.600. Ya en el 2001 habitaban 107.000. Según la EAH de 2010 de la Dirección General de Estadística y Censo del Gobierno de la Ciudad, la población es de un poco más de 163.000. Este dato nos permite advertir que el problema de las villas en la ciudad no ha ido decreciendo, sino que ha se ha ido intensificando. En 30 años, del 80 a esta parte, su población se cuadruplicó. Hoy, los residentes en villas en la ciudad de Buenos Aires representan el 5,7% de su población. ¿Planes vigorosos de vivienda? ¿Planificación habitacional? ¿Profundización de la inequidad? Habrá que explicar el constante incremento de población; pero más urgente es encontrar soluciones al arco de conflictos y problemas que imponen las moles habitacionales de la desigualdad.

Hay villas conocidas, de renombre, la 31 y la 31 bis, la 1-11-14, la 21-24. Son las que acaparan la atención y las que convocan la opinión pública y la opinión publicada. Se suele sostener que las zonas de villas están concentradas en el sur de la Ciudad. Hay algo de cierto. Pero también cabe decir que en siete de las quince comunas es posible encontrar villas o asentamientos precarios. La situación más dramática se concentra en la comuna 8, que proporcionalmente tiene mayor cantidad de gente viviendo en villas, con el 32,9%.

Las tres grandes villas de renombre son núcleos poblacionales de entre 25.000 y 30.000 habitantes: la 21-24 cuenta con 29.782, la 31-31 bis con 26.492 y la 1-11-14 con 25.973. Demasiado numerosos para ser inadvertidos, y, paradójicamente, también para ser incorporados al sistema: la condición de actividad de los jefes de hogar residentes en villas muestra a las claras la vinculación el mercado formal del trabajo, sólo el 6% tiene un trabajo formal. El 37% es trabajador informal, el 26% hace trabajo precario (changas); el resto son desocupados o inactivos.

¿Qué historia se suele contar sobre este mapa de la villa? La historia de un riesgo. Algunos cuentan ese riesgo como una amenaza al resto de la población; otros cuentan el riesgo al que a diario se exponen sus habitantes, el riesgo de la precariedad.  Por eso, no alcanza con contar historias; las matemáticas del riesgo no ofrecen garantías ni soluciones ante la vulnerabilidad.

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Villa Fraga entró en la agenda

villa fraga opinión diego kravetz

Seguramente muchos vecinos de la Ciudad no sabían que en el barrio de Chacarita, en plena Comuna 15, hay un asentamiento conocido como Fraga.

Según el censo de 2010, en el asentamiento de Fraga, también llamado Villa Fraga, vivían en ese momento 1.787 personas. En la actualidad la cifra se habría triplicado.

La estabilidad en la ocupación y la persistencia de la política en emparchar situaciones hizo que el panorama dentro de la villa vaya mutando al ladrillo precario, dejando de a poco la chapa indigna.

Hace unos pocos días “Fraga” tuvo su minuto de fama. Según los medios, un grupo “narco” había tomado un comedor comunitario.

Pero vayamos por parte. En primer lugar, vale la pena detenerse en los titulares de Clarín La Nación del mismo día. En ambos casos se alertaba sobre el crecimiento del narcotráfico.

El gobierno nacional, al que le cuesta encontrar agenda propia hace tiempo, volvió a correr atrás de la que marca Clarín.Ante el primer alerta mediático de que la toma en Fraga podría tratarse de narcos, llenó, literalmente, la villa de policías.

Ojo, no es que Sergio Berni no tenga la convicción de combatir a los narcos. A los verdaderos y a los que no lo son. Si hay algo que queda claro de este Gobierno en retirada es que Berni va a combatir en el área que le toque hasta el final del ciclo.

Al parecer en este caso se trataría de narcos truchos. A la mañana siguiente, el propio secretario de Seguridad aclaró que quienes tomaron el comedor eran un grupo de personas sin techo buscando refugio. O sea, se montó un operativo espectacular, transmitido en vivo por todos los canales, para desalojar a un grupo de personas sin techo.

Las villas crecen sin control y al ritmo que le impone la política. Tenemos como país un problema con el narcotráfico, también. ¿Vamos a solucionar ambos temas a las apuradas? Seguro que no.

 

Infobae.com
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Donde mandan los violentos

club-comunicaciones-opinion-diego-kravetz

El club Comunicaciones, como tantos clubes que sufrieron la crisis económica y los desmanejos dirigenciales, fue declarado en quiebra.

En cumplimiento con las normas vigentes, un órgano fiduciario asumió la administración del mismo. En el caso puntual, una de sus primeras acciones fue cerrar el instituto educativo que allí funcionaba.

Hace 10 años los docentes se reunieron y conformaron una cooperativa llamada Instituto Comunicaciones que logró reabrir el mismo y llevarlo de los 30 docentes y 75 alumnos con que contaba por aquel entonces a los 78 docentes y casi 550 alumnos que caminan sus pasillos en la actualidad.

Para ello se realizaron inversiones y mejoras que dieron forma a un colegio donde en los tres niveles educativos se brinda una orientación humanística y deportiva, que cuenta con el apoyo de los padres de los chicos y de toda la comunidad.

Paralelamente, el club fue presentando distintas vicisitudes. La más problemática de ellas se encuentra relacionada con un grupo de violentos que conforman la barra brava del club.

Los mismos han ido direccionando la vida del club, adentrándose en sus raíces hasta instaurar un verdadero reinado del terror.

Los miembros de esta barra brava habían tomado instalaciones del club e impuesto condiciones de procedimiento, incluso para el órgano fiduciario que el magistrado interviniente había designado.

Es de destacar que cuando se intentó poner coto a ello y se solicitó la colaboración de la comisaría con jurisdicción en el club, la 47ª, se produjeron hechos de violencia aún peores. Al punto tal que uno de los miembros del citado órgano fue agredido brutalmente y debió quedar internado durante varios días.

Ante lo sucedido, el juez interviniente, con el claro objeto de proteger la integridad física de todos los involucrados, decidió clausurar el club hasta tanto se pueda implantar la consigna policial necesaria que habilitaría a continuar con las actividades.

Ello, sin perjuicio de las manifiestas buenas intenciones, se encuentra perjudicando tanto al Instituto educativo, que al no poder acceder al club no logra cumplir con la orientación educativa consensuada; como a los socios del club que no pueden disfrutar de las instalaciones; y deportistas y federados, que no pueden entrenar, corriendo riesgo de perder sus categorías.

Sin perjuicio de ello, se siguen jugando, a puertas cerradas, partidos de fútbol, que son transmitidos por Fútbol para Todos. Es decir, los únicos beneficiados continúan siendo los violentos de siempre.

Fuente: Minutouno
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La polémica por las bolsas: ¿se pueden cobrar?

Diego Kravetz, el ex legislador que redactó la norma, explicó en Radio 10 que la obligación debe estar en cabeza del supermercadista.

Las principales cadenas de supermercados del país iniciaron en septiembre un proceso para reemplazar las tradicionales bolsas blancas por unas nuevas, biodegradables, de acuerdo a una ley votada años atrás por la Legislatura porteña.

La implementación de la norma generó cierto malestar entre los consumidores, que se vieron obligados a pagar por las bolsas en las cuales los súper entregan los productos adquiridos.

El mentor de la norma, Diego Kravetz, explicó: “Lo que prevé la ley es un cambio de conducta del consumidor y del comerciante. El texto indica que había dos años para empezar a reemplazar las bolsas de plástico por las biodegradables, pero la obligación está en cabeza del supermercadista, que es quien debería pagarlas”.

El ex legislador (terminó su mandato en diciembre de 2011) aseguró que se debe tener en cuenta que el objetivo final de la legislación es la sustentabilidad, es decir, que las generaciones venideras puedan vivir en un mundo mejor.

Sin embargo, las bolsas utilizadas por los principales supermercados también han sido blanco de críticas desde algunos sectores que indican que no están realizadas de un material biodegradable, tal como ordenaba la ley.

“Yo ahora veo que las bolsas biodegradables no aparecen y se reemplazaron por bolsas de plástico que se cobran. Yo no estoy de acuerdo con que se cobre, pero le doy la derecha al gobierno porteño si logra en poco tiempo la gente se acostumbre a su uso y que se dejen de cobrar”, completó.

 

Fuente: InfoBAE
link: http://www.infobae.com/notas/676093-La-polemica-por-las-bolsas-se-pueden-cobrar.html

El padre Carlos, Twitter y la seguridad

Son días difíciles en el Bajo Flores. El padre Carlos Bouzón puede dar testimonio. Su compromiso y su lucha por alejar a los jóvenes de la violencia es digno de imitar.

Tuve la oportunidad de conocer al padre Carlos gracias al inmenso aporte de las redes sociales. Me escribió por Twitter luego de mi anterior columna en Infobae y nos encontramos para conversar un largo rato.

La parroquia San Judas Tadeo, allí, en la calle Miraflores, es una referencia de fe, pero también un punto de encuentro para los vecinos y todos aquellos que necesitan compartir una palabra o hacer un aporte a la comunidad.

El padre Carlos está preocupado por la inseguridad. Hace un tiempo, la presencia deGendarmería había mejorado sensiblemente la situación en la zona. “Eran honestos, profesionales y responsables“, me contó el sacerdote. Sin embargo, inexplicablemente, la presencia de los gendarmes comenzó a mermar.

De hecho, en las calles no hay una sola casilla de vigilancia. Ni teléfonos. Ni luz. Caminar de noche por el barrio es asumir un verdadero riesgo: la ausencia del Estado y el aislamiento de la zona se notan en cada metro.

El relato del padre Carlos es estremecedor. Los chicos salen de madrugada a comprar paco como si fueran zombies, sin control de sí mismos, y con la desesperación de robar lo que sea para seguir consumiendo.

Las paredes del cementerio de Flores y la villa 1-11-14 son los escenarios principales de esta tragedia que golpea frente a una imperdonable pasividad.

Por eso, no alcanza con el esfuerzo del padre Carlos y el resto de los sacerdotes. Su tarea es emocionante y reconocida, pero es inútil sin el apoyo del Estado.

Necesitan una mano.

Por lo pronto, un poco de luz y una casilla de seguridad.

¿Podremos ayudarlos?

 

Fuente: InfoBAE
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El plan de seguridad posible

plan de seguridad diego kravetz

Se puede. Sobran los ejemplos de países que triunfaron contra el crimen partiendo de escenarios mucho más violentos que el de la Argentina. Lo lograron con planes estratégicos apoyados en políticas de Estado de largo plazo. ¿Hay cosas para imitar? Por supuesto.

Más allá de los anuncios grandilocuentes y los operativos espectaculares, pero aislados, lo que se requiere es un firme compromiso de todas instituciones en un mismo camino, que es recuperar la paz y la tranquilidad.

En ese sentido, el primer paso es sincerar las estadísticas. Conocer el detalle del delito es mucho más que un derecho: es la piedra angular de cualquier gestión efectiva en la lucha contra la delincuencia. Sin un mapa correcto y sin la identificación de zonas y características, abordar la problemática de la inseguridad es una tarea imposible.

Lo siguiente, no menos importante, es recuperar el control de las policías. De un tiempo a esta parte, los gobiernos han resignado sus planes a manos de las fuerzas de seguridad, cuya desvirtuada autonomía sólo ha generado corrupción, zonas liberadas y conflictos. La tan célebre “tolerancia cero” de Giuliani en Nueva York fue, en primer lugar, contra la corrupción policial.

Recuperar el control de las policías es el corazón del plan porque es el Estado el que debe definir los objetivos, pero además es el encargado de hacer cumplir sus formas y métodos. No se trata de armar una purga cada tantos años o ascender a un jefe oficialista: se debe promover una cultura diferente, una política diferente, en todo sentido, de ahora en adelante.

En algunos de los países más desarrollados del mundo, sirvió municipalizar a la institución policial. De esa manera, no sólo se redujo el campo de acción y se volvió más eficiente, sino que el alcalde o intendente se vio obligado a conducir efectivamente la fuerza, porque sus votos dependían de la sensación de seguridad.

A estas medidas se le debe imprimir un fuerte componente tecnológico, que modernice la investigación y la prevención del delito de acuerdo a las últimas herramientas disponibles. Mientras en algunas zonas de la Argentina los patrulleros se quedan a mitad de camino de una persecución por falta de nafta, en países no tan primermundistas los autos de la policía van equipados con sistemas de comunicaciones e información que permiten evitar un cantidad innumerable de hechos violentos.

Por fin, la suma de estas ideas debe sostenerse con coherencia a lo largo del tiempo.No hay una inseguridad peronista o una inseguridad macrista: la inseguridad excede a los nombres y a los partidos. Es el Estado el que debe defender a los ciudadanos. Y lo tiene que hacer lógicamente, permanentemente.

Ahora, bien, es cierto que todo esto lleva tiempo. No se puede conseguir de un día para el otro. No hay manera de hacerlo de la noche a la mañana. Pero sí hay decisiones que se pueden adoptar en lo inmediato para resolver el mientras tanto. Por ejemplo, la integración de las fuerzas. La coordinación.

Se puede dejar de pujar. De celar. De competir y de pulsear entre distritos. Se pueden definir planes de acción a corto y mediano plazo para comprometerse contra el delito. Se puede.

 Fuente: InfoBAE
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