“(…) Lo interesante es, en efecto, saber cómo en un grupo, en una clase, en una sociedad operan mallas de poder, es decir, cuál es la localización exacta de cada uno en la red del poder (…)” (Michel Foucault; conferencia dictada en Brasil en el año 1976 que dio origen al célebre texto del filósofo francés “Las Redes del Poder”).
Para la realidad actual de Lanús, como para la de muchísimos municipios de nuestro país, principalmente del conurbano bonaerense, la palabra bunker se asocia inmediatamente a: droga, narcotráfico, impunidad, corrupción, etc.
El 28 de diciembre pasado nuevamente desbaratamos un bunker situado en cercanías de la calle Gral. Madariaga y Camino Gral. Belgrano, de Lanús Este, lugar conocido como “Villa Sapito”.
Dicho bunker había sido allanado siete días antes por personal de la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado Avellaneda-Lanús de la Policía Bonaerense en el marco de una causa tramitada por la UFI Nº 21 y el Juzgado de Garantías Nº 3, ambos del Departamento Judicial de Lomas de Zamora de la Provincia de Buenos Aires.
En dicho allanamiento se secuestró una bolsa de nylon que contenía en su interior gran cantidad de envoltorios de papel glasé de diversos colores con cocaína dentro de ellos; aunque no había personas en el interior del búnker al momento del allanamiento por lo que no se produjeron detenciones.
Como es política de nuestra gestión municipal tomar posesión de los lugares clandestinos de comercialización de drogas ilícitas para entregarlos a entidades de bien público, o demolerlos en caso de que aquellos representen un peligro para los vecinos, la fiscalía actuante nos pidió colaboración para darle al bunker alguna utilidad social o demolerlo si existiese riesgo para las personas a lo cual accedimos.
El 28 de diciembre se hizo presente en el lugar este Secretario con un equipo de la Secretaría de Seguridad y Movilidad Sustentable de la Municipalidad de Lanús con el fin indicado; es decir cumplir la orden de la fiscalía y evaluar la viabilidad de su reutilización social o su demolición.
Al ingresar por el pasillo descubrimos la puerta del bunker abierta y cuando ingresamos para tomar posesión descubrimos en su interior a una mujer que estaba limpiando y mas atrás, a un hombre y a una mujer. Al identificarnos y preguntar quienes eran descubrimos una bolsa de nylon transparente que evidenciaba una gran cantidad de envoltorios de papel glasé idénticos a los que se habían secuestrado siete días atrás. Un miembro del equipo llamó a la Policia, mientras se le pedia a las personas que estaban dentro del bunker que permanezcan tranquilas. Luego en el lugar se encontraron once bolsas más que contenían en su interior gran cantidad de envoltorios de papel glasé conteniendo cocaína. En total se encontraron 1289 “papeles de cocaína”. Además, se encontraron varias bolsas de nylon conteniendo en su interior billetes de distinta denominación; en total sumaron $ 27.800. A todo esto hay que sumarle una pistola calibre 380. Inmediatamente nos comunicamos con la fiscalía denunciando lo ocurrido quedando los jóvenes detenidos a su disposición junto con la droga, el arma y el dinero encontrados.
La situación narrada no es distinta a otras. Para citar ejemplos podemos recordar el bunker que se desbarato en julio en el centro de Lanús, donde se secuestró medio kilo de cocaína, más de $ 5.000 en efectivo y un revolver calibre 38, deteniéndose a dos personas –un mayor y un menor-; o el bunker que desbarato la división de drogras de la Provincia en agosto en el límite de nuestro municipio con el de Lomas de Zamora, donde se secuestraron 2150 dosis de paco, 450 dosis de cocaína, dinero en efectivo y se detuvieron 2 personas. También en la misma “Villa Sapito” ya se habían realizado allanamientos en otro bunker donde se secuestraron 1600 dosis de paco y se detuvo a una mujer.
Para quien no sabe cómo es un bunker de drogas aclaramos que se trata de una habitación construida de mampostería de no más de 4 metros cuadrados al que se accede por una puerta de metal que abre y cierra desde adentro y, además, posee un orificio que comunica el interior con el exterior, análogo a un buzón, por donde se recibe el dinero y se entrega la droga. Ni una mínima ventana, tal vez -y con surte- un sanitario. Allí, los encargados pasan horas y hasta algunos días encerrados esperando a los “clientes”. Hoy estos bunkers son la peor plaga que tiene la Provincia de Buenos Aires.